jueves, 19 de septiembre de 2013

Cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia




Estoy creando aros de resina, un material que endurece como piedra y permite ser lijado y pintado. Mi último desvelo son las hojas. 

Las primeras salieron gruesas. Qué tonta, ¿quién quiere aros pesados? Así que hice las siguientes tan delgadas como pude. Pero las curvé de la misma manera, y cada hoja tiene su propia historia. Tampoco me fue demasiado bien con las nervaduras, quise que se notaran y el resultado es artificial. En el proceso corregí el color, quitando acá y agregando allá. No funcionó. Después de mucho errar comprendí que hay que permitir las manchas en las hojas. Cuando se secan, pierden dramatismo y las vuelven reales.

Como toque final, busqué detalles que las realzaran. Si las hojas se ven bien, no los necesitan.


6 comentarios:

  1. Sí, ahora sí! Pero no era esta página, ya caí. No estaba logueada, era eso. La teconología me supera. Y ahora no recuerdo que iba a comentar. Ah sí, lo que le envié por mail!

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  2. Mi oia se debió a que en el espacio para escribir el comentario apareció el texto de "esta página no puede ser mostrada", y su largo etc.

    Como verá, yo tampoco la voy con la tecnología.

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