martes, 3 de noviembre de 2015

Los cositos que se enroscan

Pajarillo verde cómo no quieres que llore

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Tres de la mañana. Lindo, el pajarito.

Una dama

¿Vieron el precio de las cosas? My God, seiscientos pesos una tapa de inodoro. Me niego, así que vuelvo sobre mis pasos en un Easy cualquiera, pero justo ahí va una señora con un tapa plástica en su carrito, dígame cuánto. Ciento nueve, acá a la vuelta, son bárbaras, la que tenía me duró como tres años. Buenísimo, me fijo que sea universal y vuelvo feliz con mi compra.

No tan universal, al fin y al cabo. Uno de los cabitos entra de maravillas en el agujero del asiento, el otro forzado, de costado. Tal vez si fuesen más chicos... Así que parto en este nuevo día a buscar "los cositos esos que se enroscan, para ajustar la tapa del inodoro". El ferretero me dice que hay muchos modelos, habría que ver. Saco la tapa del inodoro, disimulada en una coqueta bolsa de Levi´s. Ni así, resulta que él no vende los cositos solos, ni de metal siquiera. Pero sí tapas con un sistema adaptable. El inodoro es viejo, no? Sí, es viejo.

Termino comprando una nueva tapa, a ciento veinticinco pesos. Le pido una bolsa, ya es deshonroso llevar por la calle una tapa de inodoro, ni les cuento dos. "Es una cagada, diría mi marido". El ferretero permanece serio. Suelto una risita y me lanzo con todo: "Queda para la mierda".
Ni mu, el tipo. Recojo los restos de mi dignidad, digo buenos días y me retiro como una dama.