jueves, 25 de abril de 2013

El bar de la esquina

Ritual de calentamiento

Ojeo el diario en el bar de la esquina, uno de los títulos atrae mi atención:

LA CANCIÓN DE LA CEREMONIA, UN DOLOR DE CABEZA PARA GUILLERMO Y MÁXIMA

Se refiere a la canción dedicada al futuro rey Guillermo Alejandro, un trabajo mezcla de rap y música coral, que fue desaprobado masivamente por los holandeses al punto de que colapsaran la cuenta de Facebook del compositor. "Queridos compatriotas, después de tener que bloquear un nuevo insulto en mi cuenta de Twitter, estoy harto", escribió John Ewbank en Facebook. "Pido disculpas a todos los que consideran que es una canción poco apropiada, pero me retiro de la Koningslied (canción del Rey) y les deseo mucho éxito", agregó. En total, 51 artistas participaron en su composición, entre ellos el rapero Lange Frans y un cantante popular holandés, Marco Borsato.

"El violín y los aullidos suenan como si no se le cantara al rey, sino a un alegre picapedrero". Así se lamenta el columnista Rob Hoogland en el diario leal a la corona De Telegraaf. La cosa sigue: "La canción, en la parte más tranquila, suena como la música de fondo de un documental sobre la epidemia de peste en Amsterdam de 1663-1664". Y sigue... "El rap me recuerda al ritual de calentamiento de una joven banda marroquí poco antes del asalto a una joyería". Largo la carcajada, no me importa que me miren de una mesa vecina. Tengo que escuchar esta maravilla.

La loca

Una loca grita en la esquina. Es menuda y muy desaliñada. Grita y grita desde la mañana temprano, haciendo bocina con la mano derecha. No se sabe a quién, no se entiende qué dice. De a ratos descansa entre los autos estacionados y vuelve a la carga, desgañitándose. Desde el bar, la gente comenta, un hombre con problemas de visión me pregunta si se trata de un pibe. "No, es una mujer". Cualquiera de nosotros podría estar en su lugar, aullando injusticias y culpas, reclamando el amor a los cuatro vientos.

martes, 23 de abril de 2013

Bolo, y una primera clasificación

I
 
"Mi perro es medio belicoso, tiene una oreja partida y la cola por la mitad", dice Suray. Se trata de un perro viejo, ya lo era cuando lo encontró en la calle. Suray me cuenta que su perro la ve llegar y se agita todo, un logro importante si se tiene en cuenta que levantarse le cuesta lo suyo. "Igual que a mí", confiesa Suray. Es feriante y vive al día, así que la pregunta viene a cuento: ¿y qué come tu perro? "Alimento balanceado barato, de aquí a la eternidad". Suray toma una maceta de tamaño mediano y hace el gesto de quien vuelca el alimento en cuestión. "Siempre ando a mil, haciendo cosas, el único momento en que le puedo dar bola es cuando me tomo unos mates. Él lo sabe y se acerca. A veces lo espanto porque no ando de humor, entonces se echa a un costado y empieza a hacer así..." Suray, los ojos cerrados, se pasa el dorso de las manos por la cara y el pelo.
 
-No entiendo.
-Se acaricia solo.
-¡Mi amor! ¿Y no te da ternura?
-Y sí... ahí voy y le hago unos mimos.
-¿Lo peinás y eso?
-¡Qué lo voy a peinar, no me peino ni yo!
 
Observo su pelo indomable e imagino el de su perro rubio. Suray me cuenta que solía seguirla cuando salía en bici para emprender un trayecto de unos siete kilómetros. Ella entonces le gritaba para que volviese a la casa. El perro la dejaba avanzar una media cuadra y después la pasaba a la carrera. Suray se agita para graficar a un animal enloquecido corriendo frente a una bicicleta ("y yo qué le podía decir, si no venía atrás sino que iba adelante...") y debe interrumpir su relato porque no doy más de la risa. De regreso del baño, me explica que la única manera de solucionar el tema era esconderse en una calle lateral, esperar que el animal la buscase y correrlo con una rama y a los gritos. Así, tres o cuatro veces. "Lo emboscaba, entendés? Ahora ya no lo hace tanto."
 
-Claro, también está más viejo... ¿cómo se llama?
-Bolo.
-Bolo, me muero.

Suray parece meditar.

-Viste que hay religiones que dicen que uno, dependiendo de qué vida haya llevado, reencarna en algo superior o inferior.
-Sí.
-Por ejemplo, si alguien anduvo hociqueando en la basura, en un cerdo; si anduvo olfateando traseros, en un perro, y así...

Nos miramos sonriendo.
 
-Es decir que tu perro antes fue... un hombre interesante.
-Ajá. Cuando fantaseo con eso, le digo: "Vos debés haber sido uno...." Y Bolo me hace así.

Suray guiña los ojos, es buena poniendo cara de perro.
 
II
 
Borges aseveraba que existe una enciclopedia china llamada El Emporio celestial de conocimientos benévolos. Si la consultan, verán que los animales se clasifican en:
 
(a) pertenecientes al emperador
(b) embalsamados
(c) amaestrados
(d) lechones
(e) sirenas
(f) fabulosos
(g) perros sueltos
(h) incluidos en esta clasificación
(i) que se agitan como locos
(j) innumerables
(k) dibujados con un pincel finísimo de pelo de camello
(l) etcétera
(m) que acaban de romper un jarrón
(n) que de lejos parecen moscas.