viernes, 16 de enero de 2015

La fiesta del ahora

Yo no sé por qué tarda tanto

El ciego está parado sobre un montículo de tierra, donde alguna vez hubo un árbol. Espera un colectivo, ¿pero cual? Vuelvo sobre mis pasos. Hola. Hola, dice el ciego. ¿Puedo ayudarte, qué colectivo esperás?
El 180, dice el ciego. Tendrá unos treinta años, viste impecable y se maneja con soltura. Va hasta más allá del parque, explica. Hay una colonia de discapacitados. No puede tomar el 4 porque el 4 lo deja en la autopista.

-¿Ud también toma el 180?
-No, pero me quedo con vos hasta que llegue.
-Hasta donde voy son como quince cuadras, el 180 me deja en la esquina.
-Espero verlo, soy chicata.
-Es uno rojo.

Revuelvo en la cartera buscando los anteojos. Un colectivo dobla desde la avenida. Entrecierro los ojos, pero no es hasta que lo tengo encima que leo el 180. Lo sigo con la vista, es rojo. Maldición.

"Yo no sé por qué tarda tanto", dirá más tarde el ciego.

Me cuenta que trabaja en el Ministerio de Educación, que tiene vacaciones hasta febrero, que va a la colonia a verse (sic) con amigos, que enseña a otros ciegos a manejarse con el bastón, que lava, plancha, cocina y limpia su casa. "¿Planchás? ¿Cómo hacés, te guiás por las costuras?" "Todos me preguntan lo mismo. Simplemente pongo la camisa frente a mí, como podría hacerlo ud, y plancho". "No, yo no plancho, detesto planchar". "Es que no puedo ir al trabajo con la ropa arrugada..." Y agrega: "Hago todo lo que hacen, o no hacen, los demás".

Ahora sí, el 180. Mi ciego (a esta altura es mi ciego) camina unos pasos tanteando y buscando la puerta del colectivo, detenido unos metros más allá de la parada. "¿Me dejás atrás del parque, en la colonia?", pregunta mi ciego después de subir. "No, voy por la autopista", dice el colectivero. "¿Pero no es que el 180 va hasta la parte de atrás del parque..?" No, no va. El colectivero arranca en medio de las preguntas.

No sé de qué me preocupo, mi ciego va a llegar igual.

La fiesta del ahora

Hoy limpié los pisos de la cocina y el baño, y la puerta de la heladera, a fondo. No hubo apuro, fastidio ni cansancio, no hubo un "deber hacer". Sólo el acto de limpiar. Los medios como un fin en sí mismos.

4 comentarios:

  1. Las veces que me acerco a un ciego/ a con ánimo de ayudar, siempre termino sintiéndome una boba. No puedo evitar tratarlos con un exceso de consideración: por más que me esfuerzo en sonar natural, siento que se termina notando la pena que me da su condición. En todos los casos, ellos/as se muestran mucho más seguros de sí mismos, resueltos y contentos que yo.

    Interesante su "fiesta". Algunas veces me descubro haciendo alguna tarea de la casa con urgencia, cuando en verdad no la hay. Entonces trato de relajarme y pensar "ahora estoy haciendo esto, después haré otras cosas", y me funciona bastante (aunque creo que aun me falta para llegar a su sabiduría :-)

    Cariños, doña.

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    Respuestas
    1. Ja. Según Stephen Hawking, la vida se volvió interesante después que enfermó.

      Cuando la realidad se pone difícil, suelo desconectar. Algo así como "si paso de costado, el alambrado lastima menos". Pero hoy fui consciente de que el único refugio posible es el ahora. Y percibí, por ejemplo, lo cómodos que son los asientos cuadrados de algunos colectivos. Ayer, en medio de la lluvia, vi correr el agua contra el cordón de la vereda. Qué lindo sería meter los pies, pensé. Y ahí nomás chapoteé a gusto. No hacía algo así desde mi niñez.

      Una vez leí que hay tres reacciones posibles ante un "peligro". Dos son tan viejas como el tiempo mismo: huir o atacar. La tercera, la menos practicada, es estar 100% presente.

      Cariños, muchacha.

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    2. Una vez leí que un hombre tenía un sueño recurrente: un monstruo lo perseguía sin cesar; el hombre corría y corría, con la bestia detrás de sus talones, hasta que se despertaba, agitado y angustiado. Hasta que una vez, mientras soñaba que el monstruo lo perseguía, el hombre se detuvo. Se dio vuelta y miró al monstruo de frente. No hizo nada más. Luego se despertó, aliviado. Y nunva más volvió a tener esa pesadilla.
      100% presente. Habrá que animarse, parece que es lo más eficaz.

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    3. Aquí lo dicen mejor que yo:

      http://blogsdelagente.com/idayvuelta/2008/09/12/estar-presentes-al-10/

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