jueves, 11 de julio de 2013
Mariposeando
En la guardia
En la guardia del hospital hay una mujer con dificultades para respirar, una piba con un parche en el ojo, un chico conteniendo su dolor de espalda. Un muchachote avanza por el pasillo, sobre su torso desnudo corren ríos de sangre (con ojos espantados registramos las manos esposadas).
Hay viejas manchas en la puerta vaivén, policías que van y vienen, una madre nerviosa detrás de los policías. Un viejo espera turno desde siempre, la cara llena de bondad y manchas marrones. Hay señoras resignadas, residentes caminando en fila india, un gato que corre hacia la salida.
Todo un mundo, y la esperanza depositada en un traumatólogo de mano laxa y letra picuda.
Bancate ese defecto
Tropecé en la Bufanda, un primer punto que se salió. Contrariamente a lo que suelo hacer -esto es, destejer todo- busqué entender la trama. No lo conseguí, la acomodé más o menos y tejí dos puntos juntos en la siguiente vuelta. Cómo me costó aceptar el defecto (un agujero más grande, las dos hebras juntas). Después le tomé cariño, es un lindo defecto.
Hablando del tema, me comentaron de alguien que supo trabajar como dibujante en una empresa estatal. En una época en la que no existían las Rotring, le tocó hacer un plano con tiralíneas. Le llevó semanas, y debió rehacerlo. El segundo plano quedó de exposición, salvo un engrosamiento en una de las tantas líneas que simulaban un sombreado.
"Ahora sí, está perfecto... salvo por este detalle", apuntó el jefe. "Pero no es nada, apenas un pelito..." "Apenas un pelito, sí. Pero ese pelo, en el ojo, molesta y lastima", fue la respuesta. Y poniéndole una mano en el hombro, el jefe agregó: "Hágalo de nuevo, va a ser una gran experiencia para ud".
Una anécdota de lo más ilustrativa. Así y todo, la Bufanda con el punto errado se me antoja la más linda del mundo (lo que yo suponía marrón óxido se llama en realidad rojo indio).
Mil intentos y un invento
El objetivo es simple: hacer unos aros en forma de mariposa. A tal fin he comprado un molde de repostería, resina de dos componentes, mostacillas diminutas y piedras en forma de gota. La idea es amasar la resina, presionarla dentro del molde, sacar una mariposa más o menos reconocible y decorarla con las mostacillas y las piedras cuando todavía esté maleable. Sencillo, verdad? No. Si pongo demasiada resina, la forma adolece de rebarbas. Si ubico las mostacillas sobre el molde (antes de colocar la resina), se incrustan bien, pero los dibujos de las alas no se marcan. Colocarlas una vez quitada la resina es un laburo de presos, y no hay garantía de que no se desprendan. La mejor mariposa que surgió de mis intentos tiene el cuerpo extraño, y las alas tristes.
Edison. ¿No fue Edison el que intentó cientos de veces hasta conseguir la lamparita? ¿O fue Franklin, con el pararrayos? De todos modos, uno de estos iluminados vio un día arder su casa hasta los cimientos. La familia entera lloró y se lamentó (tantos años de investigación perdidos), pero nuestro hombre asistió impasible al espectáculo de las llamas devorando todo.
"Qué bueno -dicen que dijo- ahora puedo recomenzar de cero".
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Uh la Guardia, que cosa fea.
ResponderEliminarNo entendí si terminó al fin la bufanda. ¿?
Y con la última me dió una buena idea. Primero voy a constatar que tenga
el seguro al día, si no me voy a quedar en la calle para siempre.
Ay, Nayru. Soy un fraude. No pude con mi genio, tanto hablar del "lindo defecto" y qué sé yo. Destejí unas vueltas e intenté meter la aguja en los puntos sueltos. Pareció que sí, pero no. Así que destejí todo. Odio la Bufanda, no tolero más la vista de su rojo indio, marrón óxido o lo que puta sea.
ResponderEliminarNo quiero ver una bufanda más en mi vida.
El episodio del dibujante tiene mucho de sabiduría oriental, aunque sospecho que al tipo le habrá costado bastante, en ese momento, tomar al cretino de su jefe por un maestro zen.
ResponderEliminarSaludos, Maia.
Jaaaaaaa!!!! y yo que le creo todo lo que escribe! Ud. es una especie de gurú espiritual para mí, sépalo, y la leo y trato de poner en práctica su prèdica. Pero parece que se trata de "haz lo que yo digo pero no lo que yo hago" no? jajaja.
ResponderEliminarCharly Garcia le seguiría gritando Heyyy bancate ese defecto!
La entiendo amiga. Un poco de tintura colibrí y adiós rojo puto como se llame; y a tejer medias, le juro que es mas divertido.
En esa época -la década del 50, me explican- el Estado buscaba la excelencia. Después decayó, muy especialmente durante la dictadura y en los 90. Ahora nos parece extraño que se busque la perfección.
ResponderEliminarA principios de los 50, trabajar en el Estado daba prestigio, no había tanta corrupción.
Este señor tenía el mejor recuerdo de su jefe, era un empleado joven y le sacó mucho provecho a la enseñanza (que no seamos bartoleros, que hagamos las cosas bien). Es más, se la inculcó a los hijos.
Saludos, Rob
Nayru, hace bien en creerme, al momento de escribirlo es cierto.
ResponderEliminarComencé la Bufanda de nuevo, ¿por qué me voy a privar? Pero sin plazos, la terminaré cuando sea. O sea, digamos que empecé temprano la bufanda del año que viene. :-)