martes, 30 de julio de 2013

La pérdida




El placard

El placard va casi de pared a pared y de piso a techo. Comprado, allá lejos y hace tiempo, con la peregrina idea de poner orden en mi vida. Me llevó seis sueldos. Hoy tiene un golpe al costado, una fea astilla provocada por no se sabe quién, ni bajo qué circunstancias. Debo venderlo por cuestiones de espacio. Hoy, más que un Señor Placard, es un Elefante Blanco.

La ropa en el placard

Bella, preciosa, de marca. La mayoría en talles 44 y 46. ¡Talle 44! ¿Quién es esta muchacha? Remeras de Try Me, un pantalón blanco de Tommy Hilfiger, cardigans de Barocco, una camisa Levi's, un deportivo de Nike sedoso al tacto, un vestido rojo profundo de Benetton, un pantalón pata de elefante de Adriana Costantini, un jean de Cardón, lencería de Caro Cuore. Mucho chaleco, mucha puntilla, polleras de gasa floreada, ropa canchera y encantadora.
Talles 46 y 44, sostengo las prendas contra mi cuerpo y no entiendo cómo pudieron entrarme alguna vez.

Las cosas en el placard

Cremas y más cremas, tratamientos antiarrugas, exfoliantes para la ducha, shampoo de primeras marcas, perfumes, esmaltes de uñas y hasta un autobronceante que prometía un tono hermoso en sólo cinco días. Lo miro con extrañeza, no recuerdo haberlo comprado. Todo está vencido, todo va a parar a una bolsa de consorcio. En una de nylon encuentro cantidad de hebillas para el pelo. Hago girar, con algo de esfuerzo, la tapa de una caja de madera: bijou y más bijou. Collares de cerámica, anillos y aros de plata, un reloj Swatch con la malla quebrada.

Sentada en la que fuera mi cama, recupero los botones de nácar de dos saquitos. Inspecciono las perchas forradas en tela -con un hermoso estampado de rosas- muchas están grises o descosidas. Hay prendas excelentes con el cuello amarillento, no recuerdo haber guardado nada sucio... ¿entonces? Separo la ropa en bolsas: para tirar, para vender, para regalar, para conservar.
Otro cuerpo, otros sueños.

Siento escozor en los ojos, en medio de tanto gesto de eficiencia me permito condolerme: mi viejo arcón está cubierto de polvillo de obra. "¿No le gustaría ser capaz de renunciar a todas sus pertenencias?" Sí, Nano.

9 comentarios:

  1. Parece que anduvimos en la misma sintonía. El jueves pasado me la agarré con un altillito que hay por acá escondido, una especie de guarda todo y con todo me refiero a todo (ropa de cuando nació Fausto-hace 15 años; libros y cajas de mi ex marido; cajas y cosas de mi ex pareja -48 copas en cajas que me regalaron en el 2000 y nunca estrené; unas 200 cajas de Lego que mi hijo se niega a tirar, etc). Resultado: el sábado terminé en el sanatorio por una alergia a los ácaros que me dejó la cara a la miseria.
    No es tan fácil Nano. Son pedacitos de nuestra vida.

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  2. Nayru, cielo. Su casa es de una pristinez absoluta. No entiendo siquiera cómo se han atrevido esos pocos ácaros.

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  3. 1. Envidio insanamente tu placard de piso a techo y de pared a pared.
    2. Ya sabés que las ferias americanas son mi debilidad ¡Ojito con "tirar"! (las de "vender", avisá dónde).
    3. Mis pertenencias no son tantas, Nano (aunque todos juntamos "tesoros" que mucho después, a la hora de ordenar, se convierten en para qué guardé esta porquería).

    Es bueno soltar, me parece. Pero nadie dice que sea fácil (ninguna despedida lo es)...

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  4. Betina, yo también soñaba con un placard inmenso. Donde cupiera todo, pero todo, todo. El tema es que si no es definitivo, no tiene demasiado sentido. De traslado solo, me pedían 700 mangos... ¡hace meses! Y en el armado y desarmado, se va descuajeringando. Tampoco está piola tener tantas cosas, la idea es simplificar mi vida: poco, bueno y bello.

    Te mando un mail a contacto.

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  5. Ah, bueno, no puedo. Intentalo por mi viejo blog y te contesto.

    http://blogsdelagente.com/idayvuelta/

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    1. Uy, no entendí. ¿Qué debo intentar por tu viejo blog?...

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  6. Meterte en "contacto" y mandarme un mail, así te contesto y combinamos por el tema de la ropa. Y de paso nos conocemos. :-)

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  7. y? hablando de pérdida, la perdida ahora es Ud. Aparezca!

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  8. Nayrusingui, ¿cómo anda? Vengo de tres días de feria, con una semanita complicada por delante.
    La extraño, beso

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