Hoy vi en el diario la foto de una indígena mejicana pariendo a su bebé en el jardín del patio de una clínica. Los médicos, en paro parcial, le negaron atención pese a que ya estaba a punto de dar a luz (después argumentaron que no la comprendieron, otros adujeron falta de personal). Lo primero que pensé es que la falta de atención no es lo peor que le pudo haber pasado. Que tuvo a su bebé en la posición más aconsejable. Que zafó de una cesárea innecesaria. Y recordé, como tantas otras veces, la historia leída en una vieja Uno mismo sobre una jujeña a quien se le adelantó el parto estando de paso en Buenos Aires. Era ya su sexto o séptimo hijo, no recuerdo, pero la cosa no se presentaba bien.
Habían acostado a la mujer en una camilla. Pasaban las horas, y el chiquito no nacía. Hasta que finalmente ella misma dijo "Ansina no i di poder...", se incorporó trabajosamente, se puso en cuclillas y tuvo a su hijo en un santiamén. ¿Por qué? Porque los movimientos del parto son los mismos que se realizan al evacuar. ¿Y quién puede boca arriba? Esta mamá jujeña había parido siempre del mismo modo, sólo que haciendo un hueco en la tierra para recibir a sus bebés.
La mujer se acuesta para comodidad de los médicos, no de la suya propia. La mayoría de las cesáreas se programan para beneficio de los profesionales que no quieren, por ejemplo, suspender su asistencia a congresos. Un horror. Hacerle perder a las madres la felicidad de un parto natural, ¿con qué derecho? Una vez leí que si el parto está bien llevado, la mujer experimenta el mayor orgasmo de su vida. ¿Qué clase de mal paridos -nunca mejor dicho- son los que la acuestan, apuran, anestesian y operan? Y en no pocos casos, atan? La famosa episiotomía muchas veces sólo sirve para acelerar los tiempos y favorecer, nuevamente, a los médicos.
La nota termina diciendo: "En semejantes condiciones de salubridad la buena noticia, casi un milagro, es el estado de salud del pequeño Josué, que pesaba 2 kilos 400 gramos y medía 48 centímetros cuando fue fotografiado recién nacido sobre el césped". ¿Casi un milagro? ¿Pero de qué hablan? Sé de enfermeras que se dedican a asistir a la mujer para que tenga un parto natural, sin miedo y sin dolor. Son perseguidas por ejercicio ilegal de la medicina.
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