lunes, 20 de mayo de 2013
No hay papeles secundarios
"Ayer vi una película hermosa", empiezo. Cual, dice Mónica que teje al lado mío. "Una con caballos y jockeys", respondo sabedora de que no voy a recordar un solo nombre. Lo intento, de todas formas.
-El dueño del caballo es el de La lista de Schindler.
-Ah, sí... Liam Neeson.
-Ese, un actorazo.
Mónica baja la voz hasta volverla un murmullo conspirativo: "Está re fuerte, aparte".
-Sí, está fuerte. El entrenador es otro que no me acuerdo cómo se llama, un duro. El jockey es un chico de ojos claros, está ciego de un ojo, imaginate.
-Uh.
-Pero el que se come la película es uno de los malos de Fargo, ¿viste Fargo?
Mónica cuenta los puntos.
-Sí, pero no me acuerdo de los malos.
-¿No te acordás que secuestran a la mujer del protagonista, que había uno feo, con bigote anchoíta?
-No, no me acuerdo.
-Bueno, el malo de Fargo acá hace de locutor de radio, transmite las carreras desde el hipódromo. No sabés, con corbata moño, tocando una cornetita antes de cada corte y un xilofón cuando termina... Hay una rubia que lo acompaña y fingen que la entrevista entre la muchedumbre, la mina hace el ruido del viento ante el micrófono y él le tapa la boca para que no siga. Es genial, Ding Dong no sé cuánto, se llama.
-Eso demuestra que no hay papeles secundarios.
Hace frío, cae una lloviznita pertinaz y molesta.
-La película está buena porque te podés identificar con el caballo.
-Ja.
-En serio. Un caballo de poca alzada, de buenos padres, eso sí. De joven le gustaba echarse en el pasto, al sol, durante horas. El entrenador de aquella época pensaba que era haragán. Entonces lo usaba para entrenar a otros caballos. Lo hacía correr y perder cuando iban cabeza a cabeza. Cuando por fin pudo participar de una carrera la perdió, porque era lo que estaba acostumbrado a hacer.
Mónica no dice nada. "Entonces ahora hay que reentrenarlo, porque se olvidó de cómo ser caballo. Y la manera de conseguirlo es dejarlo galopar todo lo que quiera, hasta que se detenga solo. Y el caballo se lanza a correr y corre, y corre, y corre... cada vez más rápido". Le alcanzo un mate, cuidando de no quemarme. "Qué lindo es cuando los bichos corren en libertad". "Sí".
Le cuento que el caballo se corta un ligamento, que el jockey por su parte se quiebra una pierna en doce pedazos y que, como corresponde, vuelven a correr juntos y ganan el Premio Santa Ana. Que yo sabía que iba a llorar y lo anuncié: "Voy a llorar". Que mi compañero eligió los últimos minutos de proyección para cruzarse frente a la pantalla y preguntar algo tan doméstico como "dónde querés que ponga la funda".
Adrián se acerca a media tarde. "Cómo es que se llamaba el actor éste que la hija también es actriz, uno rubio..." "¡Ah! Vení...", lo tomo del brazo y me acerco a Mónica. "Mónica, escuchá". Y a Adrián: "Decile". Adrián empieza de nuevo: "No, le preguntaba a Maia cómo se llama el actor éste que tiene una hija también actriz, uno rubio..." "¡Bienvenido al club!", se entusiasma Mónica. Lo miramos regocijadas. "Éste, que actuó en...", sigue Adrián, sin encontrar las palabras. La sonrisa de Mónica es tan ancha como la mía.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Ah mire, hablando de identificarse, me vino a la mente que siempre me identifico o me encuentro en las películas y/o series. Estuve viendo "desperate houswives", nunca habá visto ni un capítulo y ahora me ví las 3 primeras temporadas. Uff, que terrible verme reflejada en esas cuatro mujeres locas!. O en Magnolia (qué película), o en The Wall (qué historia), o en Brazil (cuánto dolor). Hasta me identifiqué con la bolsita voladora del comienzo de Belleza Americana, se acuerda? Por suerte con Dexter y Braking Bad todavía no me pasa... (deme tiempo)
ResponderEliminar¡La bolsita voladora!
ResponderEliminarConocí a un ex, cómo es que se llaman... pucha. No, si no le digo yo... ¡marine! Ahí está, marine. Un ex marine que había combatido en Vietnam. Volaba el mismo avión que se muestra bombardeando la selva en Forrest Gump. El tipo me contó que salió del cine y se largó a llorar a mares, que no podía manejar porque no veía nada. Para eso sirve el arte, para mover corazones.
Steve Buscemi, con esos dientes desparejos y esos ojos medio de sapo, es un tremendísimo actor en cualquier papel que le toque.
ResponderEliminarSaludos, Maia.
Busqué a ver si había un video, pero ni siquiera hallé el nombre de la película (algo sobre héroes). Steve Buscemi antes trabajaba de bombero. Esta es una de las pocas películas donde no lo matan, se ve que muere bien. Un feo lindo.
ResponderEliminarRodolfo (el vendedor de libros de la plaza) me regaló un CD porque tenía la caja rota. Resultó ser de Vangelis, la música de "1492". ¿Y quién hace de Colón? Gérard Depardieu. Ah, qué ganas de verla.
Saludos, Rob.