viernes, 3 de mayo de 2013

Elegir




Vez pasada (el domingo pasado, para más datos), se detuvo una coreana ante mi puesto. Coreana, china, japonesa, vaya uno a saber. Jovencita, le acerqué el espejo para que eligiese tranquila. Se tomó unos veinte minutos entre un par de aros y otro, y otro más... cuando se arrimaron otras tres mujeres, se fue sin comprar nada. Bué, me dije, "venta diferida, venta perdida".

Hete aquí que la coreana volvió horas después, acompañada por una amiga. Mamita querida, el tiempo que se tomó esta mujer. Se miraba un aro, se miraba otro. Dejaba esos y tomaba un tercero. Consultaba a la amiga, que le habrá dicho en coreano que todos le quedaban bien. Me empecé a impacientar, entré a revolver en mi bolso como quien dice: "Bueno, ya, sufí". Y nada, las minas ahí. Las dejé solas para ir al baño (previo pedirle a un compañero que me mirase el puesto), cuando volví seguían firmes en su sitio. "Quiero llevar el mejor", intentó explicar la chica. "Es sólo un par de aros, no un novio", respondí desde la intemperancia.

Entonces el cielo me castigó con una gran cagada de paloma: plaf! Y la mancha verde en medio del paño. Fuera de un cuchicheo y alguna risita, las amigas siguieron en el duro trance de elegir... ¡un par de aros! Volví al baño a buscar agua. A la vuelta, como si no estuviesen, empecé a frotar la mancha. Finalmente exploté: "¡Chicas, no pueden tardar tanto!" Recordando que no hablaban español, expliqué a lo bestia: "¡I'm loosing money!" y las invité, con gesto imperativo, a ubicarse detrás del puesto. Para entender mi reacción, hay que imaginar un río de gente fluyendo en horas pico, de Plaza de Mayo a Plaza Dorrego. Dos mujeres tapando el frente de un puesto durante media hora, realmente quitan venta. ¿Se ofendieron? Qué va, siguieron un rato más... que un aro, que el otro, que éste, que aquel. Cuando finalmente la coreana dijo: "I take this one", hice la V de la victoria.

Días después le conté a una amiga, también compañera de feria.

-Me ha pasado, es terrible, cómo debe sufrir esa gente. Un día le dije a una: "Fijate, si tanto te cuesta cada decisión deberías consultar a un profesional... de veras te digo".
-¿Así le dijiste?
-Es que es cierto, Maia. Lo más lindo del caso es que ni siquiera se llevan lo que les gusta.

Suelo escuchar a Dady Brieva, por Radio América. Hoy sostenía que es más importante lo que se siente, que lo que se piensa. Es probable, el corazón elige más rápido.

2 comentarios:

  1. Varias cosas.
    Me cae muuuuy mal Dady Brieva. Jamás lo escuché en radio. Sólo ví unos ratitos en youtube de un programa que hacía donde "charlaba" con niños muy pequeñitos sobre temas de dudoso buen gusto. Agrandaditos se llamaba creo.
    Pero sí me gustó la frase que Ud. le atribuye. Y me viene como anillo al dedo en este momento, para dejar de autoflagelarme sobre todo...

    Otra: Hoy tenía una escritura en Nordelta. Llegué como siempre 15 minutos temprano y también como siempre me fuí a por un café. Pedí mi cortado y pasaron los 15´sin que la moza aparezca. Y me fuí. Así nomas. La dejé con el café en la bandeja. Después de la escritura volví al mismo bar. La moza me miró como a una aparición, jaja. Le pedí disculpas (no sé de qué coño me disculpé, quizás de su tardanza), y me volví a pedir mi cafecito, que sólo tardó 1 minuto. De verdad!!

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  2. jaja! Ay, Nayru.

    El Dady se pone p....., muchas veces. Esa parte suya es bastante detestable, pero tiene otra llena de poesía y es la que no quiero perderme.

    Por caso, hoy hablaba de su mamá, allá en Santa Fe, en la época del rodrigazo. A su mamá se le había dado por acopiar aceite, unos bidones grandes. Vivían en una de esas casas chorizo, con un ambiente de más donde no sabían qué meter ("cabía un Fiat 600, ahí"), al que se accedía por una escalera de madera. Y la mamá de Dady había hecho como un depósito ahí, lleno de aceite Patito. "La función de las mujeres era la de alimentar y si no tenían con qué, perdían su función..." Cuenta estas anécdotas con su acento campechano de hombre de campo, casi comiéndose las eses, y me encanta.

    Los otros días hablaba con Gillespie y recomendaba su espectáculo. Gillespie le dijo "Mirá que es recién el otro sábado..." y Dady respondió "Pero nosotros somos como el Principito y la rosa, nos ponemos felices desde ahora". Esas cosas.

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