Cada tanto me llegan invitaciones a un Café Filosófico. Ya saben, esos encuentros donde se debate un tema y todo el mundo espera la pausa para abalanzarse sobre el refrigerio. "Habilidades para iniciar nuevos vínculos y mejorar los existentes", es la última propuesta. Interesante. El capital social, diría Bourdieu.
Se ve en la feria. Cuadras y cuadras y más cuadras de puestos censados donde ya no cabe un alfiler, donde las peleas recrudecen a diario por escasos centímetros de pasillo. Sin embargo, el nuevo encuentra lugar. ¿Cómo hizo? ¿Cómo cuernos hizo? Habilidad social. Sonrisas, algo de escucha empática, matecito en mano... Bingo, un espacio. Llegó hace sólo dos semanas y parece estar desde siempre. "¿Qué Roberto?" dice una, caída del catre. "Roberto, el de las pulseras, arma ahí hace un montón..." Que lo tiró. Roberto, mi vida, acá como nos ves hicimos guardia durante meses desde las dos de la mañana, cantándonos de frío, para hacernos un lugar. "¿Cual Miguel?", sigue una en su despiste. "Miguel, el cordobés, el de la ropa linda". "Mfrum..." contestamos. Miguel, me das envidia, YA estás quitando ese perchero enorme.
No hay caso, nacen con buena estrella. Si los demás revendedores son invitados a retirarse, ellos ofrecen pins de Violetta en la mejor esquina. "Sólo por hoy, que es feriado. Qué le iba a decir, pobrecito". Pobrecito nada, que sufra, carajo. Como el resto de nosotros, los olvidados a la hora de jugar al Gordo de Navidad. Ellos no deben madrugar ni apresurarse, nunca falta quien diga: "Mirá que acá arma Fulano". Y Fulano aparece a media mañana, descansado y sonriente. Él es así, libre como un pájaro, viste cómo son los cordobeses (cubanos, colombianos, uruguayos). Hay que entenderlo, viene cuando puede.
Los demás firmamos una planilla de asistencia, el propósito es acreditar un 80% de presentismo. ¿Fulano? Hoy no lo vimos. Pero esperá, ahí viene... al frente de la comparsa. Con razón no armó, se ve que tenía que ensayar. Pobre.
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