Porque todo eso es energía estancada, sostiene Miguel. Hablamos de la ropa que no usamos. A pesar de regalar y vender muchas prendas, aún no puedo planchar una camisa y colgarla en el placard hasta el próximo uso (la ropa sigue bastante apretujada).
Veo en estos días varios programas de experiencias paranormales, casas embrujadas y demás. En todos aconsejan buscar el objeto "oscuro" que pueda estar causando los disturbios. En un caso es una antigua jeringa que tal vez haya servido para inyectar arsénico a niños abandonados en una granja de bebés; en otro una caja oscura, envuelta en un trapo, que guarda la imagen de San La Muerte.
Tiene razón Miguel, todo es energía. Hay tantas cosas con carga emocional... ¡Las fotos! ¡Los mechones de pelo, los dientecitos! ¡Las cartas y postales!
Abro el antiguo arcón, ese que resiste mudanza tras mudanza, y la encuentro después de revolver un poco. Mi propio objeto oscuro, una caja toscamente trabajada a mano. Así y todo tiene cerradura, bisagras y una ranura de alcancía. En el reverso de la tapa hay una hoja con una cuadrícula trazada a mano alzada. Quienquiera la haya diseñado escribió con plumín nombres y números. D'esel 16 1/3 dice en el primer cuadrado (y debajo algo inteligible), Hans 23, Fritz 2.50, Albert 5 M, Peter 1 M... y más y más nombres. El fondo de la caja está empapelado con una vieja publicidad donde se lee FÁBRICA de TABACOS, Especialidad de Vuelta abajo.
Esta caja, la caja alcancía, alberga a su vez una caja pequeñita de madera, de unos 8 cm. de largo por 2 de ancho. A simple vista semeja un ataúd largo y estrecho, en su tapa luce un delicado trabajo en relieve: un tallo con hojas, flores y capullos. Sobre ellos, la palabra ZÜRICH. Y dentro... dentro hay una talla de marfil, o tal vez hueso. Es una cabeza (agujereada de lado a lado en sentido vertical) de apenas 1 cm de alto. Cualquiera puede reconocer el rostro de Jesús, con su corona de espinas y su barba. Lleva los ojos cerrados. Cuando uno gira la pieza, se topa con una calavera. De perfil se observan ambas mitades, es una buena talla. Qué fantástico sería -pensé siempre- que la encuentre un chico. La alcancía, y dentro la cajita, y dentro... ¿el símbolo del Bien y el Mal? ¡Todo guardado en un arcón de principios del siglo XX! Cómo se dispara la fantasía con estos hallazgos. Aunque ahora no sé...
Miedito.
Es un objeto extraño e inquietante, por cierto (cómo llegó hasta vos?...)
ResponderEliminarMi abuelo y uno de sus yernos fueron excelentes tallistas, además de coleccionar cuanta cosa interesante anduviese dando vueltas. Si a esta talla le pasase un cordoncito para volverla colgante, andaría re fashion, con tanta calavera que se usa... (no es mi onda, qué va a hacer)
ResponderEliminarBueno, si es una especie de reliquia familiar, quizás no sea un objeto oscuro sino benefactor :)
ResponderEliminarAh, Betina... su energía es curadora, sabía?
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