El teléfono sobresalta a las 5:10.
"¿Quién habló?", digo mientras preparo una taza de leche con miel. "El muchacho de la recepción". "¿Qué te dijo exactamente?" "Nada, que el médico quiere hablarnos". "No me mientas". "No te miento, dijo eso".
"Ella ya no está con nosotros", dice el médico y yo miro su boca. Me recuerda a esas escenas donde una boca en primer plano pronuncia calamidades. Así de sencillas son las cosas, un perfecto desconocido informándome nada menos que de la muerte de mi madre.
"El paro cardiorrespiratorio se produjo a las 4:30, intentamos reanimarla hasta las 5, pero ya no tenía signos vitales. Ustedes saben que su estado era muy débil..."
Observo mi cara en el espejo del baño, ¿cómo es mi cara ahora que no estás conmigo?
No me avisaste nada, mamá, tan unidas que fuimos. Una señal, algo.
Hace poco perdí a un familiar muy cercano, situación similar: "...bueno, quería decirles que falleció" dijo el médico de terapia sin metáforas. Nosotros lo miramos sin decir nada. El tampoco agregó nada. Así durante unos segundos:él haciendo su trabajo de todos los días, nosotros sumidos en el estupor.
ResponderEliminarTe acompaño en el sentimiento, y no es una metáfora.
Abrazo
Se agradece, Betina.
ResponderEliminarEste médico en particular estuvo tan delicado que en un principio dijo "...cuando se produjo el óbito". Y me lanzó una mirada rápida (¿sabía yo lo que significaba?). La palabra en cuestión pareció un pájaro oscuro planeando entre nosotros.
Abrazo
Maia, recién entro y leo. Te mando un abrazo grande.
ResponderEliminarGracias, abrazo.
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