"...si nos ponemos a pensar en las interacciones que tenemos con desconocidos en la calle cuando pedimos la hora, cuando queremos avisar que se les cayó un papelito o que tienen el cierre roto, cuando queremos pedir cambio, incluso a veces cuando queremos saber el precio de algo, decimos "disculpá" antes. De esa manera reconocemos al interlocutor como tal y como persona que quizás estamos interrumpiendo. En este sentido, una de las cosas que más surgió en los comentarios fue que los varones preguntaban si no podían decir nada de nada por la calle, y las mujeres respondían una y otra vez que si querían decirle algo lindo a una chica al menos dijeran "disculpá, ¿te puedo decir algo?" de modo que la mujer tuviera opción de aceptar o no esa interacción. Y es que ése es el código que manejamos para todo menos para los piropos".
Lo afirma Verónica Lemi, activista y promotora de la movida contra el piropo, en una entrevista de Marina Carbajal para Página 12 (domingo 27 de abril de 2014).
Las frases de la campaña
"Si te incomoda leerlo, imagínate escucharlo, todos los días, cada vez que salís a la calle". Bajo ese lema, Verónica inició una movida que consistió en una pegatina en distintas ciudades con esas típicas frases que irrumpen amenazantes en el oído de tantas mujeres -muchas adolescentes- cuando transitan por la vía pública.
Sonreí, sos muy linda para estar seria.
¿No querés que le agregue lechita al café?
Qué pinta de putita que tenés, mi amor.
Mamita, con esas tetas me salen dientes de leche nuevos.
Qué linda, te chuparía toda la conchita.
Cómo te disfrutaría, flaquita.
Te rompería el orto hasta que sangres.
Ay, hermosa, con esa boquita...
Con esa cola, te invito a cagar a casa.
Mami, si te agarro te hago otro hijo.
Vení morocha, que te violamos.
Gordita, te hago de todo menos upa.
Qué culito, mi amor.
Te acompaño o te persigo.
Ay, coloradita, qué ganas de que me hagas un pete.
Tan bonita y tan solita.
Linda, ¿no querés que te acompañe?
Rubia, te hago de todo.
"hola, linda"
"Una de las formas más comunes y más minimizadas de acoso es el "hola, linda", que a primera vista sería un piropo, pero que en el momento que es pronunciado a milímetros de la cara de la mujer, por un hombre que se le viene encima e impidiéndole correrse, susurrado con tono sexual y con mirada libidinosa, es una forma indiscutible de acoso".
Con una sonrisa irónica, Verónica le agradece al jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, por haber aportado su machismo explícito para avivar el fuego: para defender los piropos, dijo que a todas las mujeres les gustaban, incluso si son groseros. "Aunque les digan qué lindo culo tenés", ejemplificó. Después, trató de disculparse y fue peor: dijo que pedía perdón porque lo había retado su hija y aseguró que todo lo había hecho por "galantería".
La activista está convencida de que "mucha gente" se desayunó de que todas las mujeres que la rodean en su día a día "fueron, son o serán expuestas a que le pasen estas cosas y que la persona que les hace eso está amparada por el rol de 'hombre'. Y es un shock bastante fuerte darte cuenta de que cada mujer que conocés sufre esto desde chica y vos no te habías enterado", dice.
Solo me permito reivindicar el "hola linda" (dicho al pasar y con una sonrisa "normal"). Será que el primer piropo que recibí a los 11 o 12 años fue "chau linda". Me lo dijo al pasar -y con una sonrisa limpia y cálida- un "muchacho" (supongo que de veintipico), y yo me fui a comprar el pan con una sonrisa de oreja a oreja. De algún modo, ese día sentí que me había recibido de mujer, y me dio orgullo y alegría.
ResponderEliminarSí, yo recuerdo uno en mi pueblo: "Saque ese paraguas, preciosa, que la lluvia es para las flores". Galanterías de verdad.
ResponderEliminar"Cuando una chica se queja, le decimos que le tiene que gustar, que por lo menos significa que es linda, como si todo lo que tuviésemos como objetivo en la vida fuera la mirada masculina, como si no existiera una diversidad dentro del género como para que el 'las mujeres' no se quede corto. Tenemos que prestarle atención a esto, porque les sucede a todas desde que empiezan a desarrollarse, o antes, y es una forma que tenemos como sociedad de hacer que las mujeres naturalicen los comportamientos agresivos, intimidatorios y violentos hacia ellas; que naturalicen que los límites que ellas ponen no sean respetados -y que los hombres naturalicen no respetar esos límites-, y así empieza la espiral de la violencia de género. Mucha gente piensa que hay temas más importantes, yo creo que no es coincidencia que haya cada vez más adolescentes en noviazgos violentos y al mismo tiempo que haya escalado el nivel de violencia verbal hacia las niñas en la calle".
Cuando leí la nota se me ocurrió el siguiente diálogo:
-Disculpá, ¿te puedo decir algo?
-Sí...
-Qué lindo culo tenés.
Y me reí, una risa amarga.
Los piropeadores son, aunque a veces intenten disfrazarlo, hombres primitivos. He dicho.
ResponderEliminarBien dicho. Uno de mis hermanos afirma que si ve a una mujer que le gusta por la calle y no le dice nada, ¿qué otra chance tiene de conocerla? Ninguna, y la "pierde".
ResponderEliminarClaro, cómo no dudar. ¿Justo yo lo flasheé, o ya es costumbre del tipo?
En las próximas campañas van a trabajar en los aspectos no verbales del acoso, porque "en las discusiones mucha gente se queda en las palabras, cuando en realidad el contexto, el cómo, el dónde, el cuándo, el tono, la postura, todo eso es lo que hace realmente al acoso callejero". Es feo. Yo no sé, me parece que como ciertos hombres nos suponen inaccesibles (¡y muchas veces aciertan!), encuentran esa manera de manosearnos. Total, a las palabras se las lleva el viento y no hay testigos.
Esa impunidad...