"Soy compulsiva", reconoce Marcela. Y me cuenta que cuando tenía su negocio de ropa, alineaba todas las perchas hacia el mismo lado. "Señora -explicó una vez un policía- así le pueden robar fácil, sacando las prendas en bloque del perchero. Yo diría que ponga una percha para un lado y otra para el otro, así resulta más difícil quitarlas." Marcela ríe. "Nunca pude, era más fuerte que yo". Le pregunto si vio Mejor, imposible. Sí, la que no se anima a ver es Toc toc.
Dos turistas me preguntan cómo llegar a la 9 de julio. A buen bosque van por leña, sé tanto como ellas. El compañero nuevo tampoco tiene idea. Pero ahí está el plano salvador... si yendo hacia Balcarce y más allá llegan al Bajo, tienen que caminar unas ocho cuadras en sentido contrario. "No quiero saber los nombres de las calles, de ninguna calle", comparte el compañero nuevo. Lo miro con curiosidad. "No quiero enraizarme".
La vida es una fiesta
La vida es una fiesta, dice la radio. No se puede dormir con las persianas altas por las dudas los murciélagos con rabia, no se puede disfrutar de la lluvia en la playa por las dudas los rayos... y todo así. Dani, el librero anarquista, arrastra las palabras: "Esta vez Crónica no miente: estalló el verano."
La valentía
La valentía y el humor.
http://www.youtube.com/watch?v=ak8EjMszkVg
Una percha para cada lado?? si voy a un negocio y las perchas están dispuestas así, juro que me tomo el trabajo de acomodarlas.
ResponderEliminarY eso de no querer saber el nombre me recordó una historia propia: en el 2006 fuí a un psicólogo. Un viejito que me duró poco. Nunca quise saber su nombre ni apellido. Me lo recomendaron como el psicólogo. Pedí turno con el psicólogo, Y fuí al psicólogo como dos meses hasta que me aburrió, obviamente, pero hice todo lo posible por no saber nada de él, y lo logré. (Es que de la anterior me había convertido en íntima amiga y eso jode…)
Ja. Ud es única, sabía?
ResponderEliminarYo fui a una psicóloga, miento, a dos. De una me di el alta sola (después de una sesión), me llamó para explicarme que de ninguna manera podía dejar de ir, que la que se encargaba de decir cuándo se terminaba el proceso era ella. Por supuesto bastó que dijera eso para que la mandase al carajo. La segunda era una mezcla rara de diosa y pantera, un quilombete de medicina alternativa, New Age y Gestalt. Empecé a contarle mi historia afectiva y salió contándome la suya, al final le dije que me parecía que tenía (ella) un problema con los hombres. Se le cayó la mandíbula y yo no volví más.
¡Hola, Nayru!
Jajaja! yo fuí a 10 o 12 mas o menos. El primero me duró una sesión. La segunda también.
ResponderEliminarEl tercero 3 años y se murió. Cuarto y quinto pocos meses cada uno. La sexta 5 años y se murió. Dde el septimo en adelante los dejé antes que enfermaran o se accidentaran, ya soy medio Yeta. Pero me encanta ir a terapia. Cuando encontrás un terapeuta inteligente es la gloria para tu intelecto te aseguro. ¡Hola Maia Querida!
Puede ser, no digo que no. Es verdad que cuando uno se da cuenta de cosas, se siente brillante. Lo mejor que conocí hasta ahora, en términos de respeto por el otro, es el Counseling.
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