Estoy escuchando Radio América y coincido 100%.
Difícil creer en la inocencia política. Esta mujer de 35 años, víctima de trata y violación y, como se lee en Clarín de hoy, "embarazada de nunca sabrá cual consumidor de prostitución", es defenestrada por un grupo religioso a la entrada del hospital donde se le iba a practicar un aborto no punible. Macri está haciendo campaña, claramente, para captar el apoyo de esos sectores. Suelen ser los mismos que, refiriéndose a la gente de bajos recursos, dicen cosas como: "Yo no sé para qué tienen tantos hijos, si después no los pueden mantener..."
Por empezar, a pesar de su anuncio con bombos y platillos en la Sociedad Rural (quién, dónde), no es el primer aborto legal practicado. Miguel Angel Cappiello, ministro de Salud de Santa Fe, aseguró que en su provincia ya se realizaron 14 abortos no punibles en lo que va de este año. Sin problemas y sin publicidad. Pero además, en el país se interrumpen 400.000 embarazos "ilegales" al año, dos por cada nacimiento. Muchos de esos abortos se realizan en condiciones deplorables, muchas mujeres mueren a causa de esas condiciones. ¿Qué grado de hipocresía y perversión podemos alcanzar como sociedad? Si esta mujer -de escasa educación sexual, que tuvo al primero de sus tres hijos a los 16 años- tuviese recursos económicos, no estaría en las noticias.
Fue engañada en una de tantas agencias de empleo truchas, sin control de las autoridades, donde le prometieron trabajo como empleada doméstica. Lejos de dárselo, la drogaron y secuestraron. Fue llevada al sur, donde están varios de los destinos más frecuentes de víctimas de trata. Cuando por fin pudo escapar del tercer prostíbulo santacruceño donde la sometieron, se refugió en casa de sus padres, a quienes no contó toda la verdad. Sus hijos tampoco la conocen.
Vale decir, pobre mina. Encima que vivió lo que vivió, tener que soportar ahora que su caso salga a la luz públicamente y que la traten de asesina. Se la revictimiza, con una falta de respeto rayana en lo increíble.
Los abortos van a seguir existiendo. No es de buen cristiano llevar a esta mujer a una situación límite, en todo caso sí brindarle atención médica y psicológica, contención y opciones. No se trata de estar a favor o en contra del aborto (¿quién puede estar a favor?) Quisiera saber si tanto niño bonito no se ha enfrentado nunca a ese trance.
Y si le hubiese gustado que su caso tomara estado público, o ser hostigado por moralistas de golpes bajos.
¿Por qué no tratan este tema los legisladores, por qué no se ponen los pantalones largos? A favor de la vida, sí. La madre violada también la tiene.
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