Cangrejos
Si tuvieras que dejar una bolsa de arpillera,
repleta y chasqueante de cangrejos vivos
en la playa, atada en el tope, atiborrada
con movedizos caracoles,
cada antena pegajosa, ciega y delicada,
pinzas mordiendo pinzas o nada crujiendo,
cuerpos duros, huecos, rechinantes, mientras
las patas los atraviesan con esfuerzo, retrocediendo,
tú sabrías cuán lleno de cosas yazgo
seco, lejos del mar plegadizo,
inerte e informe, si no fuera
por los crujientes cangrejos dentro de mí
que escuchan, acaso, como rompen las grandes olas,
la flauta del viento a través del pasto y la arena,
recuerdan el agua, la fresca sal apaciguante
luchan por rajar la arpillera
y dispersarse en caminos laterales y rutas opuestas
como escarabajos, demonios, chatos como relojes,
estas restallantes carencias, estos remordimientos encontrados,
arrastrándose debajo de las rocas.
Judson Jerome
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