miércoles, 27 de abril de 2016

Defender lo indefendible

Los que votamos a Cristina, sin llegar a ser arrepentidos k, vemos con tristeza todo el tema del manejo del dinero público. Del robo, como vienen diciendo. No se puede defender lo indefendible. La gente que está enferma de poder o dinero, se llame como se llame y sea del partido que sea, no conviene a los intereses del pueblo. Si no caemos en el "roban pero hacen". No debería ser requisito indispensable, éste de robar en función de hacer. Una campaña política presidencial, para aparecer en cualquiera de los tres primeros puestos, sale entre quinientos y mil millones de pesos.

http://www.lanacion.com.ar/1752213-campanas-millonarias-los-increibles-costos-que-insumira-el-sueno-presidencial.

Es mucha, mucha plata. ¿Cómo se financia la política, con quiénes hay que transar?

Mi corazón está con Cristina. No me gusta su soberbia, no me gustaron sus interminables cadenas nacionales, no me gusta su virulencia hacia todo el que cuestione el pensamiento único, no me gusta el "relato", no me gusta su aprovechamiento del tema de los derechos humanos. Casi una apropiación, podría decirse. ¿Dónde están los derechos humanos para el jubilado que recibe 5000$, quién vetó el 82% móvil? Me aterrorizaron sus negociados con Monsanto y la Barrick Gold, las consecuencias nefastas y criminales que afectaron a tantas familias.
Sin embargo, y a pesar del dolor, algo dentro mío aún busca emocionarse.

Macri me da miedo. Le temo a su mente empresarial, a su falta absoluta de empatía. Temo por mi fuente de trabajo y la de tantos otros. Temo que se apropie aún más del espacio público. Temo lo que pueda hacer con los espacios verdes, con los árboles. Espanta saber cómo nos ha endeudado por décadas. No le creo el discurso, el amor al pueblo.

Estamos solos. Uno escucha lo de "el dinero de todos nosotros", pero no deja de ser una abstracción. Todos sabemos que faltan insumos en los hospitales, que los techos de las escuelas se vienen abajo; así y todo es difícil tomar conciencia. Hace poco y por primera vez, sentí verdadera indignación cuando me enteré que la empresa Austral Construcciones, de Lázaro Báez, había llegado a facturar casi un millón de dólares por km de ruta reparada... en el Chaco. ¿Quién puede defender algo así? ¿Quién puede no aborrecer algo así, no mencionarlo siquiera? La defensa de Cristina no debería cegarnos. El corazón con Cristina no debería hacernos pecar de ingenuidad. La única forma de salir adelante es atravesar lo que sea. The way out is the way through, dirían nuestros ahora amigos del norte. Mirando con ojos bien abiertos, desilusionándonos si hace falta.

Lo que los no k nos enrostran, y lo bien que hacen, es la ausencia total de autocrítica. El fanatismo.
En el "pueblo" al final entra cualquiera, entran los obreros, entra Fariña, entra Lázaro Báez...
Al verdadero lo hambrean, es el que ni siquiera registran en las estadísticas y encima le roban. "Ah, sí, murió, se le paró el corazón..." ¿Pero por qué? Por la desnutrición, por la tuberculosis.

Macri no. Pero esto (la degradación final del modelo anterior, la destrucción de nuestras ilusiones) tampoco. Roban para hacer política y hacen política para robar. Se turnan, unos con un discurso, otros con otro. En este país no deberían existir el hambre ni la miseria y sin embargo más de un tercio de la población los padece. Estamos defendiendo unos a un ladrón y otros a otro ladrón y no nos damos cuenta porque estamos ocupados laburando para esquivar el pozo al que nos llevan. Y creemos que estamos enterados de política porque miramos un programa de televisión donde cada uno confiesa los pecados del otro.

4 comentarios:

  1. Comparto en gran medida tus reflexiones y tus sentimientos. Es tan difícil. Tan difícil mantener un "sano equilibrio" cuando de los dos lados de la "grieta" empujan y empujan y empujan... Pero si no lo logramos, si no tratamos de buscar ese equilibrio que nos permita ver lo que hay que ver, defender lo que hay que defender y condenar lo que hay que condenar, vamos a terminar cayéndonos.

    Cariños, doña

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    1. Hola, Betina! Sí, como si la lealtad a un partido exigiese traicionar las más íntimas convicciones.

      Es tan hipócrita hacer gárgaras con el tema de la defensa del pueblo y después traicionarlo, que se desvanecen todos los discursos. Porque los ciudadanos de a pie (los que que vivimos al día con nuestro trabajo) nos sentimos traicionados, y ese sentimiento es más desgarrador que cualquier otro. Del tipo que ya se sabe que es un hijo de puta, no se espera nada.

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  2. ¿Le molesta si cito su texto en fb? Le aclaro que solo lo leen mis amigos (son 15 y de carne y hueso, amigos de la vida real).

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    1. Cite, cite... amigos de carne y hueso, me encantó.

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