martes, 3 de marzo de 2015

Lorenzetti, clase magistral

Por estos días hemos leído y escuchado que la marcha del 18F fue mayormente de gerontes opositores y golpistas, llenos de odio y racismo, de vidas amargas. Parece ser que la concentración del domingo pasado, en cambio, reunió a miles de jóvenes idealistas, agradecidos y felices. Un poco simplista, a mi modo de ver. Que viejos e idealistas debe haber habido en las dos convocatorias.

Por estos lares estamos a favor de las conquistas sociales, ¿cómo podría ser de otra manera? No se confundan, no es la juventud de los camporistas lo que nos jode. Sí que caigan como paracaidistas a la administración pública, saltando varios casilleros para trepar a la cúspide del escalafón y pisoteando las cabezas de los que la vienen remando hace muchos años. Tampoco pensamos que los convocados al discurso en el Congreso hayan sido llevados por dinero, como suele escucharse en el discurso "gorila". Pero es indudable que existe el problema del clientelismo político. Los derechos sociales no son prebendas, algo que te doy porque soy bueno y por lo cual debés estar agradecido y a mi servicio cuando te preciso. Los derechos sociales son el resultado de la lucha histórica del pueblo, no de la providencial acción de un gobernante bondadoso. Caso contrario estaríamos hablando de la manipulación de los necesitados, con fines partidistas.

Es cierto que las alianzas de Cristina con China ponen nerviosos a los que siguen deseando relaciones carnales con Estados Unidos. En consecuencia buscan desacreditarla, esmerilarle el poder y abrir paso a un retorno de las políticas neoliberales. Es cierto también que los candidatos a sucederla están prestos para hacer ese trabajo. Si ella no obstaculizara la acción de la justicia, les taparía la boca. El problema es que Cristina, Boudou y tantos otros, no pueden presentarse libremente ante la justicia, y ya somos muchos los que nos dimos cuenta. La presidenta, no está de más recordarlo, es empleada pública. Sería deseable que explicara cómo hizo su fortuna. De este modo esclarecería las dudas de Darín, y de tantos de nosotros. Ahora que Cristina y su socio Lázaro Báez  (principal contratista del Estado santacruceño) tienen que rendir cuentas a la justicia, resulta que existe un "partido judicial" que supuestamente quiere dar un golpe blando.

Más creíbles resultan las palabras de Lorenzetti. Habría que prestar atención a lo que dijo del cuidado del ambiente. La megaminería a cielo abierto, Monsanto y sus horrores, Chevrón y el fracking no sólo no resuelven los problemas del país sino que hipotecan su futuro.




No hay comentarios:

Publicar un comentario