lunes, 25 de agosto de 2014

Y yo que no traje el barrilete

La Ley de Murphy, a full. Se lo digo a Dani, el librero anarquista, en referencia a que ayer no armé porque iban a caer sapos de punta (y hubo un sol esplendoroso) y hoy, que sí vengo a la feria, es un día de mierda. ¿De qué otra forma calificar a la garúa, al frío inesperado, al viento cada vez más fuerte?
Uy... ¿graniza? Graniza. Busco refugio en el primer puesto techado que encuentro. Las piedras se astillan contra el asfalto. Meten miedo, dice Dani.

Sergio se acerca a contar que buscó el pronóstico en Internet.

-¿Y?
-La tormenta llega en cualquier momento.

Río con ganas, hace horas que estamos empapados. Graniza por segunda vez, Suray saca fotos con el celular. Martillo Loco pide ayuda para achicar el agua del nylon que cubre su puesto, casi un piletón que amenaza con desplomarse sobre la tabla. Alguien le acerca un palo de escoba para empujar el agua hacia arriba y afuera. "Hacele un agujero al nylon", sugiere Gustavo. No hace falta, se hace solo.
El chorro -pesado, constante- cae con estrépito. "¡Correlo, que no te moje la madera!" Si ya está mojada, se resigna Martillo Loco. Gustavo también saca fotos, para subir a Facebook. Un muchacho está sentado sobre uno de los caños laterales de su puesto para evitar que la estructura camine sola. El nylon que ha atado alrededor restalla con ferocidad, la idea era formar una pared y evitar que la mercadería se vuele. "¿Despega o no despega?", dice Dani, camino al baño. Cuando vuelve se lamenta: "Y yo que no traje el barrilete..." La risa del muchacho se oye por encima del viento.

Una mujer pega un alarido y todos la acompañamos (no importa el motivo, el asunto es hacer catarsis). La rata ha salido de debajo del bolso de Nelly y ahora la tienen en la parrilla. La lluvia no para. ¡¡¡Estalló la primavera!!!, anuncia Dani. "¿De quién es este corpiño?", grita Gustavo enarbolando en el aire la prenda hallada. Una chica, que muda su cosas en una caja, vuelve corriendo y se lo arrebata de la mano. Como en una película, contará después Gustavo.

Estamos todos en el taller de Graciela. A mi izquierda conviven un retrato de Santa Rosa de Lima con otro, bastante logrado, de Rodrigo. En la pared de enfrente, un hombre desnudo nos da la espalda. "Está bueno para un guiso -anhela Caritas- de lentejas, un locro..." Dos perras guardianas gruñen desde arriba de una escalera. ¿Tomás mate?, ofrece Martillo Loco. La charla va y viene: "Hay que ahorrar en dólares". "No, hay que mantener el dinero fluyendo". Las dos cosas, pienso con pereza. Las dos cosas.

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