La chica llora, con sus auriculares puestos. No hay duda, las lágrimas corren abundantes. Tironea en su bolso de un pañuelo descartable y se seca con toques que pasan desapercibidos, máxime porque de vez en cuando toma jugo de un cartón. Al lado suyo, otra pone especial cuidado al pintarse las pestañas. No sé cual de las dos ofrece el gesto más íntimo.
II
Venimos compartiendo subte desde Plaza Flores, pero no es hasta que el vagón se llena de gente, en San Pedrito, que la ciega decide compartir su canto con los amigos.
En un barrio de Asunción gente viene, gente va
ya está llamando el tambor, la galopa va a empezaaar...
Pucha que eligió un tema difícil.
ameniza la función la “Banda de Trinidad”.
Debajo de la enramada ya está formada la rueda
y salen las galoperas la “galopa” a bailaaar....
La ciega hace una pausa. Ah, gracias al cielo, ahí arranca de nuevo.
anillos siete ramales y el rosario de coral.
Galopeeera... baila tu danza hechicera.
Galopeeera... mueve tus plantas desnudas
cimbreando la cintura en tu promesa de amor.
Miro mis pies, incómoda. Una mujer hurga en su cartera, pero sólo para extraer el celular. Aquí y allá hay movimientos similares, ruido de papeles consultados. Nadie mira a la cantante.
La morena galopera de la sangre indolatina
luce dos trenzas floridas y viste...
Largo silencio. Lo menos que puede pretenderse es que sepa la letra, pienso impiadosa.
... tîpoy seguaaá
Sobre su cabeza erguida lleva en cántaro nativo
agua para el peregrino la hermosa... mitacuñá
Y así sigue la función al compás de la galopa
suenan alegres las notas estridentes del pistón,
mientas se oye el zumbido del bombo y los platillos
va quejándose el trombón y redoblando el tambor.
Está bien, da lo que puede.
Galopeeera... sigue tu danza hechicera.
Galopeeera... soy tu ardiente soñador
dame un poco de agua fresca de tu cántaro de amor,
dame un poco de agua fresca de tu cántaro de amor.
La gente devuelve un aplauso generoso. Ahora voy a pasar cantando un carnavalito, anuncia la ciega. ¿De dónde salió todo ese dinero? La ciega lo junta en su mano, billetes y más billetes que aferra como puede.
Rodeada de extraños cierro los ojos, confiada. No es cierto que estemos solos. Es un mundo amigable. Galoperaaa... se alcanza a escuchar en el vagón siguiente.